Todos deseamos trabajar en un lugar en el que nos sintamos a gusto, pero muchas veces, no es posible y terminamos en relaciones tóxicas que afectan nuestra salud y bienestar

Esto ocurre en ambientes laborales hostiles, muy negativos o estresante. Este tipo de relaciones laborales, puede desalentarnos profesionalmente y tener consecuencias en nuestra productividad.

En esta publicación, te explicamos qué son las relaciones tóxicas en el ámbito laboral y te brindamos 4 señales para reconocerlas fácilmente.

Identificar estas relaciones es el primer paso para ponerles un freno, manejarlas y mejorar tu calidad de vida ¡Aquí te contamos todo lo que debes saber!

Una relación tóxica en el trabajo se da cuando el trato con compañeros, jefes o incluso subordinados se vuelve dañino.

No se trata de una discusión ocasional o un mal día, sino de una situación constante que genera estrés, ansiedad o frustración.

Las relaciones tóxicas pueden manifestarse de muchas maneras: desde actitudes pasivo-agresivas hasta manipulación o descalificaciones constantes.

Muchas personas que experimentas este tipo de relaciones, lo consideran parte del trabajo. De esta forma, continúan en sus trabajos por miedo a perderlo o a no encontrar otras mejores opciones.

Si embargo este tipo de relaciones, no sólo puede afectar u productividad, también tu bienestar y tu salud mental.

Todos estamos expuestos a relaciones difíciles en el ambiente laboral. Pero es importante reconocer cuáles de ellas se convierten en tóxicas.

De esta forma, podremos frenarlas a tiempo, encontrar la manera de manejarlas y buscar alternativas, si es necesario.

Aquí te ofrecemos algunas de estas señales, que no debes pasar por alto:

Si tu jefe o compañeros rara vez reconocen tu trabajo, y en cambio te critican o minimizan tus logros, es una señal clara de toxicidad.

No se puede trabajar motivado, si todo el tiempo resaltan tus errores y nunca tus logros. Con el tiempo, esta actitud puede minar tu confianza y hacerte sentir que no eres lo suficientemente bueno para el rol que cumples.

Todos cometemos errores, pero en un ambiente sano, los errores son oportunidades para mejorar y los aciertos se reconocen. Si no ocurre esto, es tiempo de valorarte, hablar con tus superiores o buscar alternativas.

En un ambiente laboral sano, la comunicación es clara, directa y respetuosa. Si en tu entorno laboral los mensajes son pasivo-agresivos, hay sarcasmos constantes o el tono siempre es desagradable, estás ante una relación tóxica.

En otro casos, puede que te hagan sentir culpable por no cumplir más horas de las debidas o al pedirte un día libre.

Este tipo de mensaje puede confundirte, hacerte pensar que no lo mereces o que estás haciendo algo mal.

Si detectas estos comportamientos, considera abordarlos directamente o busca apoyo en recursos humanos o en otro departamento.

En todos los trabajos hay días más ajetreados que otros, pero si notas que siempre la sobrecarga recae en ti, es hora de poner límites.

Este tipo de abuso se llama «sobrecarga laboral»  e implica ser siempre el recurso disponible para cualquier tarea extra. Este tipo de comportamiento puede llevarte al agotamiento, tanto físico como mental

Si ocurre de forma frecuente tendrás que hablarlo con tu jefe, sobretodo si notas que no ocurre lo mismo con tus compañeros.

La competencia en el trabajo es normal y, en muchos casos, puede ser estimulante para tu crecimiento profesional. Pero, ¿qué sucede cuando se convierte en una rivalidad     tóxica lleva de sabotajes?

Si tus compañeros buscan hacerte quedar mal y sobresalir criticándote, entonces estás en presencial de un comportamiento destructivo que sólo generará estrés.

En un ambiente laboral sano, el trabajo en equipo fomenta la cooperación de sus integrantes, con el fin de conseguir un objetivo común.

Otra señal de relaciones tóxicas en el trabajo, es que tu salud mental se deteriora, padeces de dolores de cabeza o duermes mal por la noche.

En muchos casos, puedes sentirte cansado, ansioso, con un malestar constate o, simplemente, sin ganas de ir a trabajar. Si padeces alguno de estos síntomas, esta situación podría estar afectando tu calidad de vida.

Recuerda que siempre la salud es lo primero, y si tu entorno laboral está minando tu bienestar, es fundamental que busques soluciones.

Si has identificado estas señales en tus relaciones laborales, es momento de actuar.

No siempre es posible cambiar de empleo de inmediato, pero sí puedes empezar a abordar la situación de forma profesional.

Habla con tu jefe o recursos humanos para expresar tus preocupaciones. En muchos casos, plantear el problema ayuda a que la situación se gestione de mejor manera.

Si la situación no mejora, considera buscar otras oportunidades. Existen organizaciones y programas de apoyo que pueden ayudarte en tu búsqueda de un empleo saludable.